La guitarra ha caído sobre las faldas de la novia, para decir lo que calló su dueño en la extraña despedida, y después de una larga meditación que atrae frecuentemente a su garganta empujes de sollozos, la pobre enamorada se marcha asimismo, acariciando con la punta de los dedos las cuerdas, como llamando la canción que se ausentó sobre la brisa errante. Ahí está el tío Jonás, enorme bailarín en sus mocedades, y que se alborota todavía observando la danza. Una chinita despejada sale a ofrecerle la mano para obligarlo a bailar una zamacueca chilena, pues aún el viejo sabe quebrarse graciosamente y desplazar las piernas con agilidad. Todos le hacen círculo, metiéndole una bulla infernal, y el anciano reverdecido, hasta se toma la independencia de dar un abrazo a la compañera, al terminar la tanda, cuya reiteración obligada se le dispensa en razón de sus atribuyas. Ciertas guitarras, para construir el baile durante el descanso de la siesta, bajo los árboles coposos que rodean la viña; y los tipos tienen preparadas flautas de caña con las que tan bien se toca el triste y la vidalita, como se florea un gato, un escondido, una mariquita o un vals de esos que oyó una vez «tocar por papel» al clarinete del pueblo. ¡Oh día venturoso de mi vida en que vi de nuevo las rocas del sendero, los precipicios y los mogotes que limitan las vertientes de la sierra de Velazco!
Él solo valía la alegría de su pueblo, dice usted, y esta oración lo pinta de los pies a la cabeza. Dio en ofrenda a la Virgen de la aldea la caja o tambor de sus triunfos, realizado por sus manos; y en defensa de los suyos, voló a la lid y murió por la patria… Muchacha que la Rioja nos manda, un tanto desgreñada, un tanto salvaje, exultante de sangre juvenil, perfumada en el azahar riojano y en la flor-del-aire de la Sierra Velazco! Ósculo de amor y paz sellamos en tu frente, morocha de nuestras montañas, desconocida aún, pero amada y presentida largo tiempo! Pero el agua de lluvia puede infiltrarse en el suelo y formar las aguas subterráneas.
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Lectura El Bosque Del Norte
Los ancianos estaban allí para reflejar su severa virtud sobre los hijos y los nietos, congregados cuotidianamente, y para mantener la atmósfera serena de aquel hogar que ya no existe. Nosotros hacíamos reunión aparte; explicado de otra forma, nos mandaban a divertirse, y a pelear asimismo, sin riesgo de lastimarnos sobre la arena densa de la gran playa que se junta con el campo. Formábamos numerosas comitivas, y prendidos todos de las manos, íbamos en corporación a llevar a cabo visitas a las viejas mamás que teníamos en los ranchos, por el hecho de que, cual mucho más, cual menos, todas habían sido nodrizas de nuestros padres. Caminos que se extienden desde el Ecuador al corazón de la llanura argentina, siempre y en todo momento solo y siguiendo la inspiración de su apostolado, después de las huellas que los ejércitos iban dejando, y frecuentemente abriéndose el paso con su denuedo, que, a no ser el de un mártir, sería el de un estoico. Santiago, Tucumán, Córdoba, la Rioja, guardan la memoria de este infatigable viajero; pero es allá, en el foco de la resistencia calchaquí, en la que ahora algunos curas habían sufrido el calvario de manos de los salvajes, donde pasa quizá el período más interesante de su historia. Melitón, el noble negro que a lo largo de las prolongadas ausencias de mi padre, y toda su vida, fue el fiel guardián de nuestra hacienda y protector de nuestro hogar, venía entonces a llenarnos de caricias y a incitarnos a contar hazañas imposibles, que le hacían risotear como un niño, mostrando las ristras de dientes blancos que contrastaban con su negra y lustrosa piel.
Vivía con su padre, el Capitán Diente de Oro, en un enorme barco pirata. Todos eran muy contentos en aquel barco surcando los mares en pos de aventuras. Silvy Un día, llegó un forastero y acampó a la orilla del bosque.
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-Es claro -decían mis compañeros- si ha entrado sabiendo la cartilla porque la estudió en otra sección, y no es hazaña aventajarnos. Si hubiesen conocido mi historia, no habrían sido tan injustos. Yo no les llevaba más ventaja que varias letras y muchos catones rotos, agujereados siempre en el Cristo, punto en que se armaba la camorra entre la maestra y los acólitos, bajo los corredores de la estancia del Huaco.
La novela empieza con la llegada de Baltazar al fundo para acompañar a su tía abuela y al poco tiempo se enamora de Humilde, una joven del fundo vecino que había sido educada en una escuela de monjas de la ciudad. Baltazar procura por todos los medios poder el cariño de la joven, pero se da cuenta de que entre ellos se interpone un obscuro rival, que antes había disfrutado del amor de Humilde. Si bien la trama es simple, el encanto de la obra reside en la honda emoción que emite de la naturaleza, habilidosamente descrita, con verdaderos trazos impresionistas. De esta novela Helene Tzitsikas asegura que el hechizo de la obra procede singularmente de la emoción poética que refleja y de la sobriedad de su expresión […]; no pone su énfasis en las especificaciones detalladas del paisaje y del charla campesinos, sino toma lo bueno y lo efectivo del criollismo y lo utiliza como fondo al inconveniente psicológico de sus personajes principales. Que se liba al Baco montañés a lo largo de las fiestas anuales. Sin ella no hay alegría, ni cantos, ni reuniones; es la vida de la chaya; es la fiesta misma, pues enciende los corazones, despierta las gracias y el entusiasmo, da ligereza a los cuerpos, alegría inusitada a los espíritus y alas a la musa de los versistas criollos, para improvisar y modular canciones que sacan de quicio a los caracteres mucho más torvos y uraños.
» a fin de que la pequeña de pies ligeros y el mozo de espuela chillona, den la graciosa media vuelta, revoleando los pañuelos sobre sus cabezas. Las mujeres ostentan polleras de colores vivos y grandes mantones de espumilla de largos flecos, que dejan ondular con gracia sobre las espaldas; llevan sombreros de paja adornados con cintas que flotan al aire, y sus rostros cubiertos al estilo musulmán para resguardarlos del sol abrasador. Todos ríen y cantan, se galantean y se entretienen, mientras al compás de la música que marcha a la cabeza, hacen el largo sendero por entre las quebradas que dan acceso al llano y a la localidad. Hasta transformarse en un ventisquero de piedra que hace estremecer la comarca.
Cuaderno de Difusión (Academia de Guerra del Ejército de Chile), , 1-163. Algunas tendencias geopolíticas concretas en los países del ABC. Nuevas apps de la ley de las áreas valiosas.
La viejecita su esposa no pudo soportar más, y fue atemorizada a sacudirle. Estaba duro y frío como un témpano, y ni una arruga había en la sábana, a no ser la depresión formada por el peso del cuerpo. De virtudes invulnerables, de abnegación y de heroísmo; reanúdase la historia interrumpida por la locura, resucita ceñida de flores inmortales la visión de la patria, al rumor de himnos juveniles que bendicen la vivienda común, consagrado por la santa religión del amor…
¡Duerme en paz, intrépido soldado, ocultando tus heridas gloriosas en el más ignorado rincón de la tierra argentina! Costa, parecían anunciarles en todos y cada uno de los momentos que traerían algún día la nave conquistadora. Bastante próximamente se cumplieron tan terribles pronósticos.
Y en el momento en que se despertó, había llegado el momento de vaciar sus intestinos. Sus deposiciones fueron tan inmensas como montañas. Y de esta forma aparecieron sobre la tierra los montes Muyau y Kitumui, entre otros muchos.
Al admitir, usted admite la política de intimidad actualizada. Acceso instantáneo a millones de e-books, audiolibros, gacetas, podcasts y considerablemente más. Los recortes son una manera práctica de catalogar diapositivas esenciales para regresar a ellas después. Ahora puedes ajustar el nombre de un tablero de recortes para almacenar tus recortes. Las puertas y las ventanas de caramelo de menta. Menos el colchón de la cama que era de chicle.
9.Dominio lector Nº1 Hoja del Alumno Tercero Año Básico ENCUENTRO CON LOS AMIGOS. Pablo andaba rumbo al instituto. Mientras se hacía estas preguntas, prácticamente sin caer en la cuenta, llegó al colegio. Una vez en el patio, sus compañeros lo vieron y corrieron a saludarlo. Al encontrarse entre amigos, olvidó sus intranquilidades. Todos charlaban al mismo tiempo, haciendo muchas cuestiones y tratando de contar lo que había hecho a lo largo de las vacaciones. Mientras hablaban felizmente, sonó la campana llamándolos a clase.