El amor fué la base de la enseñanza de Mari Carmen, a la que un centro adora y agradece lo que ha realizado por ella. No se conoce si del Miraya del Mar los niños se han graduado con una base de entendimientos en Religión inabarcable, pero lo que está claro es que se han graduado pequeños estimados y grandes personas con el recuerdo de una \’profesora\’ a la que no olvidarán nunca. “Yo quería quitármela de encima, observando lo que había hecho. Pero me dio tanta pena que la abracé realmente fuerte y le dije que me buscara para lo que necesitara. Al terminar las clases vino a buscarme y a agradecerme ese simple abrazo, porque hacía un buen tiempo que absolutamente nadie le daba uno. Es algo que te permite sin expresiones, era una pequeña a la que la vida le había deteriorado bastante”, cuenta, mientras se rompe entre lágrimas. Siempre ha puesto por delante el cariño a su alumnado que el software. “Siempre y en todo momento me dijeron que soy muy buena, pero a la hora de cumplir con la programación de Religión, eso ya es otro tema”, confiesa entre risas Mari Carmen. Hace unos días, charlando con un instructor, le mencionó que el próximo curso prometía cumplirla, que iba a mejorar para conseguirlo.
Por si no ha quedado claro que lo de Marí Carmen son considerablemente más que clases de religión, álgebra o ecuaciones, otro ejemplo es el de una pequeña que había perdido totalmente las ganas de vivir. En cada curso de los 16 que ha pasado en el centro de Torre del Mar, Mari Carmen siempre ha indicado a sus alumnos donde habita, a unos metros del centro. Hay instructores que cuidan mucho su privacidad en este sentido, pero a ella le daba igual. “Digo mi dirección hasta en el vídeo, sin comprender que iba a llegar a hacerse viral. Pero me da lo mismo. Si mis niños un día pierden el móvil inteligente y están perdidos, saben dónde tienen que ir. Si precisan tomar agua, comer, lo que sea… Yo estaré ahí para ayudarles”, expresa.
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No pedí traslado del Politécnico porque no me encontrase a gusto, todo lo contrario, fue una época muy entretenida y sobre todo muy feliz; el motivo de mi marcha fue que, a veces, dependiendo de las situaciones, se encontraba avocada al turno de tarde, que no era en absoluto de mi agrado, dada la organización de mi vida personal. Fue entonces cuando conseguí un segundo acierto, también por lazos del destino, pues se produjo un desdoble del Politécnico hacia el I.Y también.S. Las Indias. “Los pocos \’pequeños pésimos\’ que probablemente halla son niños de los que no hemos conocido gestionar lo bueno que hay en ellos”, dice. Un día escuchó como un alumno quería “hacerle la puñeta” al profesor de Tecnología.
Algo que este profesor de Gijón ha demostrado en el discurso de despedida con sus alumnos. Profe Carlos ha anunciado en sus redes el mensaje de poco menos de un minuto que ha dicho en su último día de clase con los pequeños con los que llevaba compartiendo sala un par de años. Su vocación por la profesión viene de los años que pasó interna en Gamarra como pupila a lo largo de 4 años. El centro les daba una hora para merendar que ella aprovechaba para entrar a algún aula con las niñas de su curso que iban peor a nivel académico. “Les daba enseñanzas de Matemáticas, Física o de lo que fuera. La cosa es que en el momento en que llegaban las notas, ellas las sacaban mucho mejor que yo. Lejos de ponerme triste, me di cuenta de lo bien que explicaba y del arte que tenía. Me di cuenta de lo bonito que era transmitir lo que uno sabe, de ahí que fuí maestra, o \’profesora\’, como mis pequeños me llaman”.
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En Atopia entendemos lo importante que es elegir las expresiones de despedida para integrar en el obsequio de jubilación de un compañero. De ahí que, hemos hecho el mejor recopilatorio que logres conseguir. Desde aquel curso del 85, Mari Carmen ha montado una academia de muchas asignaturas diferentes. En 2006 entró al instituto que la vió cerrar su etapa como profesora de Religión, el IES Miraya del Mar. “El reloj fué mi peor enemigo. Sin duda. Yo hubiese amado que si una clase tenía que perdurar dos horas, pudiese haberlas dado. Las horas se pasan volando con mis alumnos, por lo que el reloj me ha robado a mis pequeños”, cuenta Jiménez, que desde el año 1985, en el momento en que dio su primera clase, ha tratado que el sala se convierta en “un planeta de mis niños y mío”.
Unos profesores la vieron dando patadas a una papelera por el pasillo y la llevaron con Mari Carmen, ya que no sabían si tenía Valores o Religión. Otro día estaba haciendo guarda en el recreo y varios chiquillos estaban sentados al sol. Diez minutos antes de acabar el reposo, Mari Carmen les mencionó que se marcharan, pero en el momento en el que los chavales se iban, apareció la directiva.
“Un día les pedí a mis alumnos que escribiesen en un papel lo que les preocupase en ese instante, pero sin poner nombre, de forma anónima. Me llevé los papeles a casa y prácticamente me olvidé de ellos. En el momento en que terminé de realizar la cena y me cogí la carpeta los vi y me puse a leer. Se me partió el corazón. Pequeños cuya preocupación era si iban a comer, o no, ese día por el hecho de que en casa no tenían. Y yo con el congelador lleno”, cuenta la maestra. “Soy católica practicante y doy clases de Religión, pero en mi clase cabe todo el planeta por el hecho de que sobre todo lo que enseño es respeto, tolerancia y que estén a sí mismos. Yo empiezo la clase y cuento cosas del día a día, de lo que ocurre en cada instante si miras a tu alrededor. Ellos me comentan que me enrollo mucho, pero es que eso son mis clases, charlas para que aprendan a ver y aprendan de lo que nos circunda”. Hemos actualizado su política de privacidad para cumplir con las cambiantes normativas de privacidad de todo el mundo y para darle información sobre las limitadas formas en las que utilizamos sus datos. Si todavía no lo tienes claro te aconsejamos pasar por este articulo sobre los mejores regalos de jubilación.
María del Carmen Jiménez se hizo viral desde la publicación del vídeo de su despedida del instituto de Torre del Mar (Málaga) donde es maestra ya hace 16 años, pero esta maestra ya era un líder en su ciudad por sus lecciones de vida. “No sé si les habré enseñado algo, pero quererlos los quiero con mi vida”, reconoce conmovida Mari Carmen. “Da igual en la vida entender más, sino ser muy buenas personas y portarnos bien con el resto y portarnos bien con el resto. Les echaré muchísimo de menos y os quiero hasta el infinito y más allí.
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Ese carácter único que la transforma en una enseñante de las que deja huella en sus alumnos para toda la vida, asimismo le ha permitido tener anécdotas preciosas prácticamente todos los días. “Me planteo hasta recopilarlas en algún ubicación para que también sirvan de estudio y de ejemplo”, piensa en voz alta Mari Carmen. Si bien todas y cada una esas historias no le han venido como maestra, sino más bien como la persona benevolente, dulce y empática que es a cada instante. “Hay mucha historia tras cada niño”, reflexiona Mari Carmen pensando seguro en nombres y apellidos que en más de 30 años de docencia han pasado por su sala e, aun, por su propia casa.
A Las Indias debo haberme dado la posibilidad de presenciar la interdisciplinariedad entre los Bachilleratos y los Ciclos Formativos y al reves, algo enriquecedor que he incluido siempre y en todo momento en mis programaciones. La participación en proyectos asimismo fué una de mis debilidades en la docencia, de forma que seguiré colaborando este curso en el proyecto de Biblioteca, y en los de Solidaridad y Sostenibilidad y en todo aquello en que deseen mi participación. El histórico palacete Villa Onieva, en Málaga capital, recupera la vida tras 9 años… Ingreso instantáneo a millones de ebooks, audiolibros, revistas, podcasts y considerablemente más. En ocasión del homenaje que recibió por la parte de sus compañeros del I.E.S Las Indias al jubilarse .