Desde allá le vieron regresar, nuevamente con el pelo resplandeciente, presto a proseguir su plácida siesta. El jaguar rugió y se volvió a enojar con los monos al ver que no se podía eliminar de ninguna manera las máculas oscuras de los aguacates maduros. Los monos aceptaron las condiciones y tras agradecer a Yum Kaax se fueron directos al árbol de aguacate.
¿Qué agricultor no se sentiría feliz con diecisiete hijos, setenta y nueve nietos y treinta y nueve bisnietos todos sanos y fuertes? Se diría que las diecisiete fracciones de la heredad de los Arias fueran año tras año bendecidas por el cielo por el hecho de que la prosperidad era evidente en viviendas y chacras. Llegó el momento en que Francisco no distinguía bien entre nietos y bisnietos pululantes en las tierras labrantías. De la ciudad más importante había traído un buen arado que fue novedad en toda la comarca circunvecina, el primer arado de su clase. Pronto sus hijos y sus yernos tuvieron cada uno de ellos su arado de marca igual.
Como era muy astuto, corrió y se escondió detrás de una roca, metió debajo de su sombrero unas piedras y lo agarró simulando que había atrapado algo. Viracocha miró hacia el océano y, un momento después, se distanció mar adentro. Jamás mucho más lo han visto entre los hombres, aunque hay quien afirma que algún día volverá. Viracocha se vistió de nuevo con su lujoso traje divino y fue en pos de Cavillaca. Preguntaba a toda bestia que hallaba por la mujer. A quienes le daban una respuesta alentadora, Viracocha los bendecía.
Historia De Historia Legendaria De La Mujer De Piedra
Y como siempre han tomado un hacha, una pala o un machete dispuestas a ir a trabajar fuertemente en cortar leña, desherbar la capuera y en otras tareas por el estilo. Una gran emoción estremecía a aquella buena gente. Se me acercaban las parejas con los ojos bajos, las manos unidas, sin atinar con un rezo que absolutamente nadie les había enseñado. Yo hubiese amado decir que no, que no hacía falta mucho más. Pero Artemisa me miró con unos ojos bonitos y me flechó como aquella diosa de los helenos, Diosa de la Caza. Allá vivía el hombre natural, el buen salvaje de que se charló.
Otilia insistió mirándolo a los ojos con esos sus ojos enormes y brillantes que solo se veían en su cara. Entendí que no había ido yo a la vivienda de los seis balcones, la de la puerta entreabierta y la parra con luna. Comprendí que mi cuerpo no se había movido de la cama de hierro. Yo no tenía ninguna flor blanca; quizás la había entregado. De vez en cuando la abuela la llevaba a casa de su madre; allí había una vieja, acaso una parienta, que no era mala. Solía bañarla y dejarla solamente limpia porque para quedar limpia del todo el baño había de ser largo y retardado.
Pero un día triste desaparecieron misteriosamente los bueyes Tigre y Colibrí. Fueron robados subrepticiamente y carneados a pocos km de las chacras de los Arias. Froilán Arias, el hijo menor del patriarca, fue quien descubrió las dos cabezas de los bueyes, los ojos de vidrio, los cuernos sin punta, en un gran charco de sangre endurecida. Todos se parecían a don Francisco y a los hijos, nietos y bisnietos del patriarca. Sí, me nombraron Comisario después que vine de Formosa. ¿Y vos sos la sobrina de mi amigo Francisco Arias?
En aquel tiempo yo no precisaba rejuvenecer; pero en Piré-Tú yo era más que yo. Allá el cielo parecía mucho más prominente, el del azul más brillante del mundo; los días lucían casi siempre celestes y dorados; las noches de pana turquí con estrellas tan bajas como al alcance de la mano. Y me refugié en aquella propiedad de Edward Scott pues ningún otro integrante de mi familia tenía otra tierra tan vasta ni tan alejada como esta que venía del bisabuelo escocés Dugald Scott. Aislados por cuatro o cinco enormes esteros, vivían lejos de toda civilización desde hacía más de ciento cincuenta años.
La Leyenda Del Girasol (Historia De Historia Legendaria Guaraní)
Domingo familiar a fin de que gozes con los más pequeños de la casa de este fantástico cuento “Las manchas del Jaguar” de la mano de Andrés Aguilar. Desde ese día, los monos tienen contraindicado jugar a guerras de aguacates y todos los jaguares tienen máculas. El jaguar corrió a lavarse al rio, mas por más que se puso a remojo, las manchas no se disolvieron. Cuando salió del agua comenzó a llorar de pura tristeza y no tuvo mucho más antídoto que aceptar el castigo impuesto por el dios. Yum Kaax, dios asegurador de las plantas y los animales, vivía en la montaña y era muy querido por su bondad, sabiduría y amabilidad. Recibió a los tres monitos con un sonrisa, los brazos libres y luciendo en la cabeza su característico tocado con forma de mazorca de maíz.
Pero no eran salvajes, ni remotamente, caníbales. En el momento en que conocí los cuadros de Paul Gauguin, años después, me acordé de aquella gente. Piré-Tú era otro Tahití que en vez de mar tenía esteros. Gauguin afirmaba que la civilización nos hace sufrir; a él la barbarie lo rejuvenecía.
Cuento «las Manchas Del Jaguar»
Las visualizaciones que ella admiraba en gruesos libros sobre grandes pintores contemporáneos no asumían a sus ojos ninguna superioridad sobre los méritos artísticos de Adolfo. Parecía que él hubiese asimilado todo cuanto en prácticamente un siglo había logrado la pintura moderna tocante a métodos, a métodos de expresión plástica, a ilusionismo cromático. Con frecuencia, en el momento en que el arquitecto estaba ausente, iba ella a su estudio. La ventana del estudio ofrecía una vista soberbia. Esta ventana, según las variantes de la luz del sol o de la luna, hacía como de marco a un precioso cuadro cambiante aunque en varios aspectos invariable.
Yo debía tener un enfrentamiento con el hombre de la fortaleza. Y una tarde de marzo en que el cielo se encontraba aborrascado, sin vacilar más fui a la fortaleza. Pero el sobrino tuvo la aciega iniciativa de amenazar una vez a su tío diciéndole que contaría la realidad sobre la patraña de los 4 tiros sin plomo. Y entonces un solo disparo con plomo bastó para desgraciar al imprudente. El trabajo día tras día, duro, muy arduo, nunca era aburrido. Había que escoger los enormes árboles que serían convertidos en rollos.
Por Qué El Jaguar Tiene Temor Del Fuego
La veló toda la noche y, a la mañana siguiente, solicitó a sus seguidores que edificaran otra pirámide mucho más alta aún, desde la que él vigilaría a su amada con una antorcha a lo largo de toda la eternidad. Y de este modo el pequeño fue rey, pero como precisaba un palacio, sus amigos los duendes se lo construyeron en una noche y allí vivió muchos años. Pitá se lanzó al río, Morotí y sus amigas esperaron mucho tiempo, pero Pitá padecía bajo el agua. Solo Morotí podía salvarlo con la fuerza de su amor, conque se ató una piedra al tobillo y fue en busca de su amado al fondo del río.
Popocatépetl Y La Princesa
En el momento en que el jefe se enteró, le dio mucha tristeza. Quiso ingresar a la laguna para rescatarlas, sobre todo a su hija, pero desistió. Pidió al sacerdote que entrase y sacase a su hija. El sacerdote no quería, pero finalmente debió llevarlo a cabo. Las sacó, pero salió sin ojos, por el hecho de que la serpiente se los había arrancado, conque el cacique decidió que volviesen a meterla en la laguna a fin de que ella pudiese recobrarlos.
La cárcel, no obstante, mi larga reclusión en una prisión de delincuentes tal y como si yo fuera uno de ellos, me permitió saber en poco tiempo que yo podía hombrearme con los ex- convictos del Alto Paraná. Al hacerme cargo del obraje maderero en el Alto Paraná necesitaba urgentemente un capataz. Convoqué una junta de peones exactamente la misma mañana en que desembarqué del vaporcito y subí la escarpada barranca. A lo largo del cuento, el cazador revela una característica positiva y otra negativa. Por último, el mago del pueblo le desafía a apresar un colibrí. [newline]El cazador, para probar su valía, acepta el reto y, cuando se dispone a cazar al colibrí, la flecha se le desvió al corazón y lo asesino.