Finalmente, los adultos mayores son capaces de reconocer la relevancia de ser cautelosos y entender que la gente que los rodean no son culpables de su mal; a la inversa, son un apoyo en su experiencia y logran dejar de lado las señales de manipulación y se vuelven más reflexivos y libres ante su vivencia. Dado su carácter multidimensional, la experiencia de mal se ve perjudicada tanto por la interacción de los componentes cognitivos, afectivos y sensitivos de esa experiencia como por otros factores sicológicos y contextuales4. ¿Recuerdas en qué momentos de tu vida te asistió tener promesa para seguir persistiendo, para mantener el ánimo, para proseguir luchando? Estos recuerdos tienen la posibilidad de asistirnos en momentos en los que flaqueamos y perdemos la promesa. Sin embargo, hay que ser cautos en la utilización de la desesperanza creativa. Más allá de que es un factor terapéutico muy potente, asimismo puede ser contraproducente en personas que están muy desesperanzadas y provocar un alejamiento de la terapia.
Un afecto hace “latir el corazón”, “da escalofríos”, “remueve las supones”. Repercute bastante en la mímica, los movimientos, la postura corporal, para resumir, en la psicomotricidad en general. Es importante percatarse de que jamás nos encontramos libres de afecto, ya que el organismo se encuentra siempre y en todo momento en un estado global que se ajusta a la definición aquí señalada. Aun la quietud, la tranquilidad, la “neutralidad” o la indiferencia representan, igualmente, estados afectivos en el sentido descrito; siempre tienen efectos significativos más que nada género de pensamiento y de comportamiento. El modo perfecto como el individuo afronte el dolor, determinados tipos de creencias y componentes como el estado anímico o el agobio pueden cambiar la experiencia de dolor en todas sus dimensiones. En frente de esto se hace importante entender cuáles son los hábitos y sentimientos que emergen de los ancianos con dolor crónico benigno con el fin de entender su experiencia y brindar una atención de calidad que deje agradar sus necesidades y realizar una intervención oportuna que dé contestación a su condición de salud.
¿Esperanza U Optimismo?
En 1997 publiqué una exclusiva síntesis de mis estudios, Las bases emocionales del pensamiento5, que traspasaba los límites de la psiquiatría. Las principales bases de este acercamiento sistémico de elementos clave de orden neurobiológico, psicodinámico y sociodinámico son, por un lado, los estudios fundamentales de Jean Piaget sobre la génesis de las estructuras psíquicas en el niño, y, por otra, los descubrimientos de Konrad Lorenz sobre las raíces evolutivas de la mente. Gran parte de este segundo libro ha sido escrito en un ámbito interdisciplinario único en el Instituto Konrad Lorenz, en Altenberg, cerca de Viena, donde tuve el privilegio de trabajar durante múltiples meses como instructor invitado, tras mi retirada de la vida universitaria.
Pretendo decir que absolutamente nadie puede entender apropiadamente los conflictos sociales, las erupciones de violencia, las revoluciones y los movimientos políticos -y, verdaderamente, cualquier activa psicosocial- mediante puntos cognoscitivos si no tiene en cuenta sistemáticamente las relaciones entre cognición y emoción. Exactamente eso es lo que ha sido ignorado a lo largo de un buen tiempo por la mayor parte de las ciencias humanas, a salvedad, no obstante, del psicoanálisis. En toda la obra del gran sociólogo y revisador de las teorías sociales modernas Niklas Luhmann, por ejemplo, no encontramos prácticamente ninguna huella de similar iniciativa, más allá de que haya escrito libros completos sobre la confianza y el amor. Incluso en el momento en que no exhibe interés exclusivamente por sus variaciones semánticas a través de las etnias , los sentimientos resultan ser para él una suerte de signo de alarma perturbadora que llega del ámbito individual. Es importante, sin embargo, que del mismo modo en los “sistemas de consciencia particulares”, como de este modo llama al campo de los fenómenos psíquicos, las conmuevas solo ocupen entre los lugares más marginales8. Los cariños son por consiguiente -aunque es conveniente precisarlo- fenómenos claramente prudentes (“de manera sistemática razonables”, como afirmaría Niklas Luhmann)7.
Confiar En Nuestra Aptitud Para Administrar Lo Que Traiga El Futuro
Pero si aún no tienes esas relaciones estrechas, hay maneras de construirlas. Tal vez poseas personas en tu círculo de amigos con las que te gustaría estar mucho más cerca. En un caso así, puedes procurar crear un grupo de apoyo con ellos, y puede que te sorprenda la proporción de gente que está interesada.
Pero no es realmente difícil, y puede ser la clave para sobrevivir mentalmente al estado de hoy de todo el mundo. Es realmente difícil tener más esperanza si no tienes el espacio para admitir que pasas por un mal instante. Por eso, el primer paso para hacer esperanza es ver la situación de frente y admitir lo verdaderamente terrible que es, idealmente con otra gente que sean oyentes activos y hábiles, afirma el Dr. Tedeschi, es decir, personas realmente comprometidas y empáticas.
Estrategias Para Sostener La Esperanza En Esta Segunda Ola De La Pandemia
Esta concepción negativa de la promesa fué muy discutida y analizada por algunos de los enormes pensadores del siglo pasado y de nuestro presente mucho más inmediato. En épocas complicadas y definitivas, en las que un sentir colectivo desesperado induce a meditar que el destino de la humanidad pende de un delgado hilo, ahora fuera la Segunda Guerra Mundial o la crisis nuclear de la Guerra Fría, la promesa surge como opción alternativa a no dejarse llevar por el pesimismo. Si bien en honor a la verdad, es difícil mantener la tranquilidad y meditar en positivo cuando el mundo vió tanto horror. De ahí el manido aforismo de Theodor W. Adorno que decía aquello de que “escribir poesía después de Auschwitz” era “un acto de barbarie”. Con el término de lógica hay que integrar en el contexto de la lógica afectiva el modo perfecto en que los diferentes elementos cognoscitivos son seleccionados y unidos entre ellos para conformar entidades cognoscitivas (“construcciones del pensamiento”) mucho más amplias.
No es de extrañar, por otra parte, que igualmente observemos en esta clase de procesos “efectos mariposa” habituales -fenómeno no lineal que las ciencias del caos han explorado de forma sistemática-. Se trata de de qué manera, en ciertas condiciones, minúsculas causas pueden engendrar gigantes efectos. Es también lo que se ha descrito como la imagen de la gota proverbial que desborda el vaso o de la chispa que hace explotar el barril de pólvora. Ésta asegura que los aprecios son los motores y organizadores esenciales de toda evolución psíquica y social. Se hace importante que se mitiguen los daños producto de la carencia de conocimiento en oposición al manejo de los pacientes con dolor y así mismo ser capaces de admitir y pensar en frente de las falencias del cuidado que estamos brindando. Del mismo modo, los hábitos dan cuenta de de qué manera ellos perciben su apoyo familiar y son capaces de desatar conductas como la manipulación, el silencio o la expresión de lo que está generando el mal.
Cómo Tener Esperanza, Incluso En El Momento En Que Es Muy, Muy Difícil
La lógica afectiva postula, por ende, que la búsqueda de este “pensamiento placentero”, de esta economía de energía emocional, domina y dirige el pensamiento abstracto tanto como la acción concreta. Examinado bajo el ángulo de la economía energética, el sentido de dicho mecanismo está clarísimo. Se habla del rodaje progresivo de nuestras formas de pensar, aprendidas primeramente a cambio de inversiones sentimentales notables, de forma que acaben por funcionar con un desgaste enérgico mínimo -por de esta forma decirlo- con servoreguladores sentimentales. “Pensar es accionar a modo de prueba con un pequeño desgaste de energía”, afirmaba Freud ahora en un contexto similar. Al contrario, se podría entender asimismo la acción -en forma de experiencia científica-, como un pensamiento a prueba, acompañado por un gran desgaste energético.
La pandemia del COVID-19 cambió fundamentalmente el funcionamiento de la sociedad de la cual formamos parte y, lo que es aún más deprimente, hay algunos aspectos graves en los que no cambió nada. E incluso la gente cuyas situaciones no han cambiado tanto se enfrentan a nuevos desafíos que probablemente jamás creyeron que deberían afrontar. En oposición a estas cuestiones, la verdad es que, como ahora hemos apuntado, los estados emocionales de valencia negativa tienden a sostenerse utilizando conductas, pensamientos y también conmuevas. De este modo, es fácil que la autoestima concluya dañada, con consecuencias en el chato psicológico y también en el físico. Aquellas personas “esperanzadas” se sienten mucho más capaces de superar los óbices que se muestran en la vida. Por el contrario, la carencia de esperanzas se alía con el miedo, nos hace mucho más inseguros, nos paraliza y nos impide procurarlo.