Afortunadamente, todos y cada uno de los chicos escuchan cuentos, aproximadamente ingeniosos, contados por su familiares o personas que les cubren. Y decimos por fortuna, pues el relato oral de cuentos significa un factor de relevancia decisiva para la educación de los pequeños y que no puede ser sustituido por las historias retransmitidas por la radio, la televisión, o grabadas en discos de gramófono. En todas y cada una estas formas mecánicas de la reproducción de la voz humana, hay algo que des humaniza, que perturba. En la directa narración oral, el misterio de la creación de un mundo por medio de la palabra se está haciendo ante la presencia de los niños, sin trampa ni cartón, y ellos se dan plena cuenta de esta joya. Enzo Petrini344 recomienda a los libros infantiles generalmente que sean entretenidos, apasionantes, reales y reales. Por otro lado, como características no citadas entre las anteriores preveíamos nosotros345 que el argumento en el teatro infantil tiene que ser sugestivo y proyectado hacia el futuro.
Los secundarios son importantes en la medida que influyen en las acciones de los primordiales. En la novela, en contraste al cuento, sí podemos hacer que algunos de los individuos secundarios evolucionen. Aunque no tendrán exactamente la misma atención en la novela que la transformación que sufrirán los personajes principales, podemos crear personajes secundarios con o sin evolución. Los personajes primordiales de una narración son el núcleo de la historia, los actores de la mayoría de las acciones que se suceden en la novela.
Un modo de lograrlo es poner, en rincón señalado de la biblioteca, los libros que se tengan en el fondo del mismo autor de que se ha narrado el cuento y animar a los pequeños a que los lean. Aún antes de que sepan hablar, ahora empiezan a oír los niños el sonsonete de alguna historia ingenua que, en su constante reiteración, les invita a imitar esos ruidos, a vocalizar esas mismas expresiones, cuyo significado no comprenden todavía. El tono de los conceptos se ha alto exageradamente sin ningún género de dudas en esta obra, pese a la acción que sí puede ser, en gran parte, infantil.
«el Príncipe Que Todo Lo
Es asimismo un personaje importante y representa la fuerza contra la que pelea el protagonista. El antagonista se enfrenta al personaje principal, está en contra de que él consigua sus objetivos. Dicho de un modo familiar, el antagonista es el malo de la historia.
A las pautas o resoluciones que debe serguir para lograr su objetivo se denomina frecuentemente el camino del héroe. Como ahora he comentado en otras oportunidades, al entablar alguna categorización, como en el caso de la tipología de narradores, las clasificaciones nos asisten a entender mejor ciertos conceptos. De relacionar de algún modo las ideas para facilitar su entendimiento.
Tipos De Personajes En Una Novela: Clasificación De Los Personajes Según Su Importancia
Aclaración sobre los amores de la princesa y propósito de desposar a Flor de Nieve con Juanillo para que este libere al reino del tributo a Tragaldabas. Si este esquema resultara bastante árido y con final de incierto efecto, su prolongación a través del B proporcionaría un final aleccionador en sentido distinto del previo, sin duda cruel, evitándose de esta forma la venganza que semeja recaer sobre los pequeños, por completo inocentes en la injusticia que comete la localidad con el flautista. Con todo, estas alusiones críticas a la política y a otros aspectos de la vida están según la afirmación del propio creador al reconocer desde el prólogo, por medio del poeta, con quien indudablemente se identifica, que el cuento es «malicioso»445. El entronque con las ideas directrices deEl príncipe que todo lo aprendió en los libros, se ve a la perfección.
Así entenderemos por adelantado que los que leen de nueve a 12 años están ya acostumbrados a buscar y conseguir en los libros, en una lectura individual y constante, sustanciosos razonamientos, basados en la vida real, así sea en el marco de lo diario, ya en el relato de apasionantes aventuras de viajes o descubrimientos. Va a ser inútil, por consiguiente, el intento de atraer su atención de forma continuada con el relato de cuentos de hadas, pobres en su simplicidad o exageradamente fabulosos. El análisis literario de El príncipe que todo lo aprendió en los libros nos llevaría, en rigor, a contemplar los elementos básicos de dramatización que intervienen en esta historia desde el punto de vista infantil. Para conseguir esto con un mínimo de precisión y de exactitud habría que partir de los entendimientos comprados por los pequeños a que iba destinada esta obra, conocimientos que, como resulta lógico, versarán sobre los individuos, tipos y ocasiones que quiere abarcar el tema.
Disponemos como ejemplo un largometraje apoyado en una novela, y en una novela que se encuentra en los aparadores de la biblioteca, como «Veinte mil leguas de viaje submarino» o «Ben-Hur». El libro está allí, atrayendo la atención de los que leen con la identidad del título. Pero lo que se marchan a hallar entre las páginas, poca relación tiene con lo que vieron durante la proyección de la película. Dejando aparte la mayor o menor lealtad del guión cinematográfico con respecto a la obra literaria, adaptada casi siempre con excesiva independencia, queda aún la diferencia, más profunda todavía, que existe entre libro y cine. Es necesario impedir al lector curioso de esta disparidad, a fin de que no lleve a cabo una comparación irreflexiva donde exactamente la lectura salga mal parada. Semeja que el niño siente, en esta temporada de su vida, la necesidad imperiosa de substituir la experiencia directa y personal que le falta, con la lectura de una sucesión de historias donde se narran los hechos vividos por el resto y, mejor aún, por chicos de su edad.
Desaparece la unidad de lugar que puede ser de forma fácil superada por los niños, y el tiempo no adquiere en la narración mucha importancia. Todo lo que pasa en el cuento, desde ese primer retraso en la salida del polluelo, se utiliza para diferenciarse que existe entre el personaje principal y los demás seres que le rodean. Esta diferencia la llaman los otros fealdad y es la causa de todas sus desdichas primeras. Recomendamos al narrador que utilice siempre y en todo momento las ediciones auténticos de los cuentos, para su preparación personal de «La Hora del Cuento», si bien después considere oportuno poner adaptaciones de los mismos en la biblioteca para la directa lectura de los pequeños.
Similares A Cuentos De Hadas Preescolar (
El protagonista es un personaje que tiene un fin y que, para conseguirlo, se hallará con un enfrentamiento. Es el héroe, el bueno de la historia, el galán de la película… En ciertos casos, el personaje principal asimismo puede ser “el malo de la película”. Los personajes secundarios forman parte en algunos de los hechos de la historia, pero solo importan en la medida en que se relacionan con los individuos principales. “La Cenicienta” es uno de los cuentos de hadas mucho más populares por pequeños y niñas de todas las nacionalidades. Es un relato muy antiguo del que disponemos ahora una primera versión en China en el Siglo IX d.C. De “La Cenicienta” se hicieron todo tipo de adaptaciones, en dibujos animados, en películas y recreaciones actuales. También los hechos históricos, la vida heroica y aventurera de los descubridores de tierras, de los conquistadores y guerreros de tiempos pasados atraerán su atención.
Vivir Mi Vida Coro Voy A Reír, Voy A Bailar Vivir Mi Vida Lalalalá Voy A Reír, Voy A Gozar Vivir Mi Vida Lalalalá
Y tú (a la niña otra vez), ¡cierra bien la mano, no se te vaya a perder! (Los pequeños tienen la posibilidad de repetir a coro hasta aprenderlo de memoria). En este momento guárdalo y después se lo cuentas a tu madre y a una vecinita chiquitita, y ya verás cómo les agrada. Los niños se sentarán en corro, en torno al narrador, y si la asistencia de pequeños fuera muy numerosa, el narrador permanecerá parado, paseando entre las filas de sillas, de forma que todos los pequeños estén en contacto directo con el narrador, viéndole y oyéndole perfectamente, tanto los de primera fila como los de la última.